Se calcula que el veintisiete por ciento de los niños viven con una o más enfermedades crónicas. Las enfermedades crónicas son las que duran más de varios meses o las que tienen imposible cura. La mayoría de la gente es muy consciente del impacto que los síntomas físicos y el tratamiento pueden tener en la vida del niño enfermo. Sin embargo, la enfermedad cambia la vida de todos los miembros de la familia del niño enfermo, incluidos los cuidadores y los hermanos. La vida de los hermanos puede verse afectada de muchas maneras: los padres pueden tener que pasar una cantidad desproporcionada de tiempo con el niño enfermo, acudiendo a las citas médicas y a las terapias. Los hermanos pueden tener que realizar más tareas domésticas que los padres dejan vacías al realizar otras tareas para el niño enfermo; esto puede dar lugar a la "parentificación" del hermano sano, lo que tiene consecuencias negativas. Las emociones de depresión, ansiedad, culpabilidad y agobio general de los padres también pueden afectar negativamente al hermano sano.
En general, los hermanos de niños enfermos tienen más riesgo de sufrir síntomas como ansiedad y depresión que los hermanos de niños sanos. Sin embargo, existe una gran variabilidad en el funcionamiento de estos hermanos, ya que algunos se ven más afectados que otros. Las investigaciones sugieren que los hermanos de mayor edad de niños con una enfermedad potencialmente mortal son más vulnerables a los efectos negativos. En las familias de niños con enfermedades crónicas, puede darse una "doble protección": los padres intentan proteger a los hermanos de sus propios miedos y emociones negativas, mientras que los hermanos intentan proteger a los padres guardándose sus emociones y preocupaciones.
Los padres de niños con una enfermedad crónica tienen, sin duda, importantes limitaciones de tiempo. Afortunadamente, la calidad del tiempo que pasan juntos es más importante para mejorar las relaciones entre padres e hijos que la cantidad de tiempo que pasan juntos. Los padres deben esforzarse por asignar un tiempo regular juntos a cada uno de sus hijos. Lo ideal sería que se tratara de un evento que el padre pudiera programar con su hijo cada día o cada semana, en el que tanto el niño como los padres pudieran anticipar positivamente el tiempo de calidad que pasan juntos. Los amigos de la familia y la familia extensa también son excelentes fuentes de apoyo para los buenos hermanos. Podrían programar un evento o salida regular con el hermano para apoyar a estos niños cuando los padres están sobrecargados. Tal vez se trate de ayudar con el transporte a los eventos deportivos de los hermanos o de una salida regular entre semana a un parque infantil o a una cafetería. Una vez más, lo más importante es que el niño pase tiempo de calidad con un adulto de confianza.
Los padres y otros seres queridos deben estar atentos a la adaptación emocional y la salud mental de sus hijos. Si observan que alguno de ellos tiene dificultades, deben ponerse en contacto con un terapeuta (ya sea para ese niño como individuo o para toda la familia) para recibir tratamiento. Durante las citas médicas o las visitas al hospital, los especialistas en vida infantil suelen estar disponibles para ayudar a apoyar al niño sano. Los padres también pueden informarse en las especialidades médicas sobre grupos de apoyo o talleres para buenos hermanos.
Aunque existen posibles efectos negativos, los buenos hermanos también pueden desarrollar algunos resultados positivos. Por ejemplo, los buenos hermanos afirman sentirse más unidos como familia después de enfrentarse a una enfermedad crónica. Los buenos hermanos también suelen demostrar un mayor sentido de la empatía, una mayor madurez y orgullo por la capacidad de su hermano para superar la enfermedad. También pueden desarrollar habilidades positivas de defensa como resultado de ver a los padres navegar por el sistema de salud para el niño enfermo. Con esfuerzos intencionados, los padres y otros seres queridos pueden ayudar a los buenos hermanos a superar las dificultades de tener un hermano con una enfermedad crónica y maximizar los posibles resultados positivos.